que necesitaba para afrontar todas las pruebas del camino. Sin ellas, sin su meditación constante, no le hubiera sido fácil alcanzar la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. La Palabra de Dios es nuestro alimento espiritual. Si no comemos constantemente de ella nos volveremos raquíticos y enfermizos, y finalmente estaremos sin fuerzas para seguir nuestro peregrinaje. Si no comemos nuestra comida espiritual, nuestros hermanos a lo mejor podrán llevarnos en brazos por un tiempo, pero finalmente
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